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Un crimen propio de la mejor novela negra traerá de cabeza a los inspectores Luis Lacasa y Naira Oramas

El tercer capítulo de Una vida menos en Canarias llega este domingo con un escenario muy especial: una convención de novela negra.

Marta Belmonte es Camila Turino | atresmedia
Ginés García Millán y ¿un sospechoso del crimen? | atresmedia
Elisa Matilla es Dolores Madrazo | atresmedia
Natalia Verbeke y Sergio Momo son Naira Oramas y Daniel Perdomo | atresmedia
El equipo de Homicidios de Una vida menos en Canarias | atresmedia
Eduardo Velasco es Emilio Díaz | atresmedia

El tercer capítulo de Una vida menos en Canarias se centra en la sorprendente muerte de una escritora en una convención de novela negra... Una escena propia de cualquiera de las historias que se exponen en dicho evento, pero hecha realidad. ¿Serán Luis y Naira capaces de resolver un crimen tan retorcido y pintoresco?

El Canarias Noir, un gran festival de novela negra, está a punto de abrir sus puertas cuando un cadáver aparece expuesto en el interior de la universidad que aloja el evento.

Luis y Naira sospechan que se trata de un crimen ritual, propio de un asesino en serie. Sin embargo, la turbulenta carrera de la víctima, la escritora emergente Camila Turino, señala en muchas otras direcciones: un crítico literario que abusó de ella; una editora que la despreciaba; una competidora en ventas que sentía envidia de su talento; y un padre con problemas económicos que ahora heredará los cuantiosos derechos de su obra.

Un caso siniestro y retorcido, muy propio del festival que se celebra en Canarias, y que acabará tocando muy de cerca, de forma inesperada, a la inspectora Naira Oramas.

Así es Una vida menos en Canarias

Luis Lacasa (interpretado por Ginés García Millán) es un prestigioso inspector de Homicidios en Madrid que se ve forzado a aceptar un traslado a las islas Canarias y adaptarse a todo lo que detesta: el calor, la arena y los turistas

Pero también tiene que adaptarse a Naira Oramas (Natalia Verbeke), una carismática inspectora, amante de su tierra. A pesar de las diferencias y rivalidades entre ambos, formarán un buen equipo y, al mismo tiempo, una complicidad que cuestionará sus férreas convicciones.

El castellano, frío y cerebral, padece acromatopsia, una disfunción visual que le hace ver la vida en tonos grises, sin color, una patología que ha amplificado su hermetismo. En este paraíso criminal, el inspector se reencuentra con su hija Jimena, una reputada chef con la que lleva distanciado desde que murió su mujer, en el accidente del que arrastra secuelas.

La vida en las islas le empujará a salir de su zona de confort, conocer a su hija y asombrarse ante un detalle inquietante; a veces, percibe color en la inspectora.