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Abandonó al padre de su hija y a su propia familia nada más quedarse embarazada de Olivia.
La revista Ajoblanco, la sala Zeleste, el rock progresivo, la contracultura catalana. Eso fue lo primero que atrapó a Violeta. De ahí voló al San Francisco de Haight-Ashbury, los Doors, Janis Joplin y Theodore Roszak.
Y, por último, la Instant City, en Ibiza, una ciudad hinchable creada para acoger a los estudiantes del Congreso Internacional de Diseño a la que han acabado llegando hippies de todo el mundo con dos ideas en la cabeza: plantar cara a los mastodontes hoteleros que están empezando a construir en Ibiza y experimentar todo tipo de enrolladas poéticas, sexuales y psicodélicas.
Para Violeta, este viaje es una fuga, y es que abandonó al padre de su hija y a su propia familia nada más quedarse embarazada de Olivia, la niña con la que vive en la Instant: estaba convencida de que habrían querido que llevara una vida gris, anodina, que no estaba dispuesta a llevar.