El instante decisivo | Los momentos clave
Tras 532 secuestrado, José Antonio Ortega Lara pensaba que iban a matarle. Esta vez, sí se le había ganado la partida a ETA.
En la madrugada del 30 junio al 1 de julio de 1997, se vivieron siete horas de tensión y vértigo. En una operación de rescate sin precedentes, fue liberado el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. Terminaba así, el secuestro más largo de la banda terrorista ETA: 532 días.
"Era una mirada de falta de vida", recuerda Javier Correa Sureda, cabo del Servicio de Información de la Guardia Civil de Guipúzcoa en 1997. Asegura que Ortega Lara "estaba sabiendo verdaderamente que le iban a matar".
Le encontraron en una nave industrial situada en la localidad guipuzcoana de Mondragón. Fueron horas trascendentales para cincuenta agentes, un juez, un fiscal, una secretaria judicial y un forense. El etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga se negaba a facilitarles su labor, hasta que finalmente dieron con el zulo escondido en el subsuelo bajo una maquinaria perfectamente diseñada.
Juan Salom Clotet, capitán del Servicio de Información de la Guardia Civil de Guipúzcoa en 1997, recuerda el servicio de "gratitud" hacia su gente: “Su templanza hizo que esto fuese para adelante". "Cuando acabé aquello, dije: 'Yo ha he hecho todo lo que tenía que hacer en la vida'", revela.
Baltasar Garzón, que presencia aquella liberación como juez de la Audiencia Nacional, recuerda "la sensación de haberle ganado la partida a ETA". Aún nadie podía presentir en ese momento que era el principio de otro instante decisivo: un joven concejal empezó a morir ese día. Miguel Ángel Blanco sería secuestrado el 10 de julio.